Estamos en la era del ‘do it yourself’. Hazlo tú mismo. Hacer cosas con nuestras propias manos y ahorrarnos dinero nos ayuda a desconectar de nuestro aburrido trabajo y sentirnos realizados, liberando un poco de serotonina, que nunca está mal. Sin embargo, si tu plan de este finde es rellenar el aire acondicionado de tu coche con un kit casero, lee lo que te voy a contar antes de ponerte manos a la obra. Lo que parece una solución barata y rápida puede provocar más problemas que beneficios.
Ineficacia ante fugas y diagnóstico inadecuado
El mal funcionamiento del aire acondicionado a menudo se debe a fugas en el sistema. Rellenar el refrigerante sin abordar la causa raíz es como poner una tirita en una herida que requiere puntos de sutura. Lo mismo te va a pasar si vas a un taller cutre en el que no miden la presión del sistema. Tan pronto como metas el gas, se va a salir:
- Solución temporal: el refrigerante añadido se escapará rápidamente si existe una fuga, lo que significa que el problema reaparecerá en horas, días o semanas.
- Desperdicio de recursos: cada recarga representa un gasto, y si se realiza repetidamente sin solucionar la fuga, el coste acumulado puede superar el de una reparación profesional.
- Daño potencial: la peor de todas. Las fugas no tratadas pueden permitir la entrada de humedad y contaminantes en el sistema, causando daños más graves a largo plazo.
Un técnico profesional no solo recargará el sistema, sino que realizará un diagnóstico completo para identificar y reparar cualquier fuga o componente defectuoso, asegurando una solución duradera.
Riesgos de sobrepresión y daños al sistema
Los kits caseros no proporcionan la precisión necesaria para una recarga adecuada, lo que puede llevar a una sobrepresión del sistema. Puedes rellenar el gas por 20 euros en lugar de dejarte 100, sí. Pero las consecuencias de hacerlo mal pueden ser graves:
- Daño al compresor: el componente más caro del sistema de aire acondicionado puede fallar debido a una presión excesiva, resultando en una reparación muy cara.
- Nuevas fugas: la sobrepresión puede crear nuevas fugas o agravar las existentes, empeorando el problema original.
«Penny wise, pound foolish». Por ahorrarte unos euros, puedes dañar el compresor del aire acondicionado, que es uno de los elementos más caros que hay en un coche. Poner uno nuevo te puede costar fácilmente unos 1.000 euros. Y uno de desguace tampoco te garantiza una durabilidad muy larga.
Incompatibilidades y un ahorro que no es tan ahorro
Hay algo más que debes saber. Los kits caseros presentan dos problemas fundamentales relacionados con el refrigerante:
- Posibles incompatibilidades: no todos los refrigerantes son iguales o compatibles entre sí. Usar el tipo incorrecto puede causar:
- Daños químicos al sistema
- Reducción de la eficiencia de enfriamiento
- Posible fallo total del sistema de aire acondicionado
- Cantidad insuficiente: esta es la parte que no te cuentan. La mayoría de los kits no contienen suficiente refrigerante para una recarga completa. Necesitarás más de una lata para tener el mismo gas que en una recarga en un taller. Si no lo haces, el aire trabajará mal. Y, entre compra y compra, corres el riesgo de mezclar sin darte cuenta productos incompatibles.
Un ahorro que no merece la pena
Suena bien y hay muchos vídeos en YouTube explicando el proceso, pero no merece la pena jugársela. En un taller, purgarán el sistema, retirarán la humedad, comprobarán la estanqueidad y procederán a rellenar. Tú, en tu casa, puedes meter el gas y poco más.
La falta de un diagnóstico adecuado, el peligro de dañar componentes de los caros y la posibilidad de empeorar el problema hacen que la opción profesional sea más segura y económica a largo plazo.
Si este verano, el aire acondicionado de tu coche falla, ve a un profesional. Pero no a cualquiera. Ve a uno que sea capaz de detectar si tienes alguna fuga antes de hacerte la carga. Y es que, ahí está la pillería de muchos talleres. Hacen el agosto —nunca mejor dicho— rellenando aires acondicionados en verano. ¿Fugas? Nah. El año que viene, pásate por aquí, y te lo recargamos de nuevo. Negocio redondo.