El mundillo del motor está repleto de palabras técnicas y siglas raras que no todo el mundo entiende. Sin embargo, también hay muchos conceptos que se utilizan a la hora de tener una conversación sobre coches y que no son especialmente fáciles de comprender. ¿Alguna vez has escuchado hablar sobre un motor asmático? Si no tienes mucha idea de a qué se referían, quédate con nosotros y te resolveremos la duda.
Motor asmático. ¿Un motor al que le cuesta respirar?
Lo creas o no, hubo una época en la que todos los coches que se vendían llevaban de serie motores asmáticos. No estaban estropeados, ni mucho menos. Y es que, rara vez vas a escuchar a un mecánico hacer referencia a este concepto en su puesto de trabajo.
Cuando alguien hace referencia a que un motor es asmático, lo que realmente está diciendo es, con un poco de guasa, que se trata de un motor atmosférico. Es decir, que es un motor tradicional que no está potenciado por un compresor o un turbo.
En concentraciones de coches, se suele utilizar esta palabra para designar a un deportivo o un coche que lleva el motor más básico, es decir, el que no lleva turbocompresor. Podríamos decir que se dice de forma un poco despectiva, aunque hay muchos dueños de este tipo de vehículos que presentan su coche como eso, como un coche con motor asmático.
¿Qué diferencia hay entre un motor asmático y uno con turbo?
¿Tanta diferencia hay entre ambos tipos de motores? Pues sí.
El motor atmosférico utiliza la presión atmosférica normal para introducir el aire en los cilindros, mientras que el motor turbo utiliza un turbocompresor que fuerza la entrada de aire a mayor presión aprovechando los gases de escape, permitiendo introducir más oxígeno y, por tanto, obtener mayor potencia a la hora de realizar la combustión.
El motor con turbocompresor proporciona una respuesta más rápida y un mejor rendimiento a bajas y medias revoluciones. Sin embargo, a altas revoluciones el motor atmosférico puede llegar a responder mejor. Además, el motor turbo permite obtener la misma potencia que motores atmosféricos más grandes, pero consumiendo menos combustible, por lo que, sobre el papel, son propulsores más eficientes.
En cualquier caso, debes saber que los motores turbo también tienen sus desventajas. Requieren un mantenimiento más cuidadoso y costoso comparado con el motor atmosférico. Además, tienen más elementos que pueden fallar, como el propio turbocompresor o el intercooler.
En definitiva, llamamos «motor asmático» a los atmosféricos porque ingresan menor cantidad de aire que los motores turbo. El concepto se suele usar a modo de broma o de forma despectiva, así que no utilices estas palabras cuando hables con un profesional —o con una persona que adora demasiado su coche sin enturbar—.
