Cómo evitar las averías más comunes en un coche

Vas tan tranquilamente por tu autovía o autopista cuando de repente ves unos triángulos o la nueva luz de emergencia. Junto a la señal, un desquiciado conductor o conductora que no para de llamar por teléfono para que le envíen una grúa. Y piensas «Ojalá que nunca me pase a mí».

Un coche, como cualquier máquina, puede fallar sin previo aviso. No obstante, si nos ceñimos a realidad, la gran mayoría de los problemas que presentan los coches que se quedan tirados en la carretera son evitables. En este post os contaremos varios consejos para mantener tu coche en buen estado y evitar ese fatídico día en que tu coche te condene a pasar varias horas pasando frío en una cuneta.

Mantén la presión correcta de tus neumáticos… Y rótalos

La causa más común que vemos día a día en las carreteras cuando un coche se queda parado en la cuneta es debido a un pinchazo o al reventón de un neumático. Puede ocurrir por mala fortuna, por pisar un objeto punzante o simplemente por un defecto de fábrica. Sin embargo, la mayoría de los pinchazos se deben a ruedas mal infladas.

Ruedas en mal estado o con un inflado incorrecto

Ignorar la presión de nuestras ruedas merma significativamente la vida útil de estas. Tanto si nos pasamos de presión (algo poco común) como si no revisamos la presión a menudo (caso más generalizado), nuestros neumáticos se gastarán mucho más rápido que lo que deberían.

Un neumático desinflado tiene mayor contacto superficial con el asfalto. Se calienta irregularmente y pierde mucha más goma por cada kilómetro recorrido. Según estudios de marcas tan prestigiosas como Michelin, un neumático mal inflado con una vida útil de 100.000 kilómetros puede durar tan solo 75.000 kilómetros si no mantenemos su presión dentro del rango recomendado por el fabricante.

Rotación de los neumáticos

Este truco es muy antiguo y lo suelen practicar en muchos talleres. Siempre y cuando las ruedas delanteras y traseras de nuestro coche tengan la misma especificación, podemos cambiar las de un eje por las del otro. Con ello conseguiremos que los dos pares de neumáticos se desgasten de forma uniforme.

Esto se debe a que en la mayoría de vehículos, los neumáticos del eje delantero (eje motriz en la mayoría de casos) se desgasta mucho más rápidamente que los del eje trasero. Con este simple truco, los cuatro neumáticos llegarán al final de su vida útil habiéndolos exprimido al máximo.

Pero ojo, es importante lo que hemos comentado de las especificaciones. Últimamente hay muchos vehículos tipo SUV por nuestras calles que montan neumáticos de distintos anchos y perfiles en cada eje, por lo que si vas a hacer tú la rotación, asegúrate de que todos los neumáticos son iguales antes de aflojar la primera llanta.

Cambiar aceite y filtros del motor

El aceite tiene una doble función en nuestro vehículo. En primer lugar, el aceite lubrica las piezas móviles del motor, evitando así que el roce de los distintos metales acabe desgastando los mecanismos. Por otro lado, el aceite sirve para refrigerar el motor y los componentes periféricos de este.

Si una rueda mal inflada nos puede hacer pasar una tarde en el arcén, ignorar un cambio de aceite puede suponer fácilmente decir adiós a nuestro motor en el peor de los casos. Debemos conocer el tipo de aceite que utiliza nuestro automóvil, cada cuánto hay que cambiarlo y en qué condiciones funciona.

Comprobar periódicamente el sistema de refrigeración

Como ya hemos hablado alguna que otra vez en este blog, el sistema de refrigeración está diseñado para disipar la temperatura del motor y evitar que éste se recaliente. Su mantenimiento es muy básico, comenzando por sustituir el líquido refrigerante cuando lo indique el fabricante.

Debemos asegurarnos por tanto que nuestro coche tiene suficiente líquido refrigerante comprobando el nivel. También debemos asegurarnos tras cambiarlo que efectivamente hace su cometido y que no se comienza a recalentar nuestro motor.

Por otro lado, hay que cambiar el termostato y la bomba de agua tras una serie de kilómetros para evitar que éstos fallen y produzcan algún tipo de daño a nuestro motor. En muchos casos, estos dos componentes se sustituyen aprovechando la mano de obra de otros mantenimientos rutinarios de nuestro coche. Si necesitas más información sobre el sistema de refrigeración de tu coche, en esta entrada te mostramos cómo averiguar si la bomba de agua de tu coche está empezando a fallar.

Cambiar el líquido y el filtro de la transmisión

El líquido de la transmisión del coche ayuda a facilitar el cambio de marchas. Enfría los mecanismos de la transmisión y lubrica las piezas móviles dentro de la misma. Al igual que otros fluidos vitales en su motor, el fluido de la transmisión se deteriora con el tiempo y hay que sustituirlo.

Los intervalos de cambio de líquido de transmisión recomendados varían según el vehículo y el fabricante. Hay que consultar el manual del propietario del vehículo en cuestión para determinar la frecuencia con la que debe cambiarse el fluido.

Algunos mecánicos recomiendan acortar el periodo de cambio de líquido y filtros de la transmisión si el vehículo realiza mucho trabajo. Por ejemplo, si nuestro coche es un vehículo normal, pero trabaja como taxi o VTC y realiza muchas horas en ciudad, con paradas y arranques, debemos realizar este mantenimiento más a menudo. Lo mismo ocurre con furgonetas o camiones que muevan mucha carga o simplemente vehículos que realicen mucho recorrido por cuestas y montañas.

Pon el coche a punto

Una puesta a punto suele implicar la sustitución de las bujías, los encendedores, los filtros de aire, los filtros de combustible y la válvula PVC. Durante la puesta a punto se deben revisar y sustituir otros componentes del motor cuando sea necesario, como la batería, las correas, las mangueras, la tapa del distribuidor, los niveles de líquidos y la presión de los neumáticos. A ser posible, busca un mecánico que realice parte de estas comprobaciones utilizando una máquina de diagnóstico por ordenador, tal y como te enseñamos en esta entrada.

Todos los fabricantes de vehículos ofrecen intervalos de puesta a punto recomendados y, como en el caso de la mayoría de los servicios de mantenimiento programado, los intervalos varían según la marca y el fabricante del vehículo. Consulte el manual del propietario para conocer los intervalos de servicio específicos de su vehículo.

Algunas señales de que su vehículo debería haber sido puesto a punto son: dificultad para arrancar, calado, vibraciones fuertes a ralentí, fallos de encendido, bajo consumo de combustible y falta de potencia. Si su vehículo presenta alguno de estos síntomas, deberías poner tu coche en menos de un profesional para evitar problemas mayores.

Cambiar la correa de distribución y la bomba de agua

La correa de distribución sincroniza la rotación del cigüeñal y el árbol de levas para que las válvulas del motor se abran y cierren en el momento adecuado durante las carreras de admisión y escape de cada cilindro. Sin ella, su vehículo no funcionará y, en algunos vehículos, el fallo de la correa mientras el vehículo está en marcha provocará daños en ocasiones irreparables.

Recuerda que si tu coche no tiene correa de distribución y funciona con cadena, igualmente tendrás que sustituir la bomba de agua cada cierta distancia recorrida. Todo lo que necesitas saber sobre la correa de distribución y la bomba de refrigerante lo tienes en los siguientes artículos que te mostramos a continuación.

Por último, recuerda cumplir siempre los intervalos de mantenimiento de tu coche, aunque sea por arriba. Por otro lado, si quieres curarte en salud, puedes acortar algunos rangos, ya que no pasa nada si cambias una correa o una bomba de agua unos kilómetros antes de lo que toca.

Con estos sencillos tips, tu coche estará lo suficientemente bien cuidado como para que no se le ocurra la maravillosa idea de abandonarte en mitad de una carretera.

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